El proper 13 de desembre la comunitat educativa convoca una protesta per mostrar el seu rebuig a la futura Llei Organica per a la Millora de la Qualitat Educativa (Lomce), però també per les retallades actuals i futures que afecten al sector educatiu.
Reproduïm un parell d'articles del diari El Pais, un parell de vídeos i una presentació sobre el tema.
Articles de El País
La escuela catalana
saldrá a la calle el día 13 para defender la inmersión
Los convocantes aseguran que la nueva ley de
educación es "un ataque sin precedentes”
La ‘ley Wert’ tendrá una primera respuesta en la
calle el próximo jueves 13 de diciembre. La comunidad educativa catalana ha
convocado la protesta para mostrar su rechazo por la futura Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa
(Lomce), pero también por los recortes actuales y futuros (Cataluña ha
anunciado un hachazo de 4.000 millones de euros en los Presupuestos de 2013)
que afectan al sector educativo.
El MUCE (Marco Unitario de la Comunidad Educativa ),
que agrupa a sindicatos, asociaciones de padres, estudiantes y movimientos de
renovación pedagógica, ha decidido convocar una “jornada de lucha” para
protestar doblemente por la
Lomce. Por un lado, rechazan que el catalán quede relegado a
una asignatura optativa, cosa que supone, según el MUCE "un ataque sin
precedentes a nuestro modelo educativo catalán y a la inmersión
lingüística".
Por otro, rechazan otros aspectos de la reforma
(avanzar la elección entre FP y Bachillerato a tercero de ESO, el blindaje de
las escuelas que separan chicos y chicas o la introducción de reválidas).
"Es una ley que no hace más que aumentar la mercantilización y profundizar
en la privatización de la enseñanza pública", critica la entidad.
En el marco de esa “jornada de lucha” se han
programado actos de protestes al mediodía a los centros y una manifestación a
las seis de la tarde, que irá desde plaza Universidad hasta la plaza Sant
Jaume, donde se halla la sede de la Generalitat.
Unos días antes, el lunes, la entidad
Somescola.cat, que agrupa una veintena de asociaciones del mundo educativa
(muchas de ellas también incluídas en el MUCE) han convocado una concentración
a las 18.30 horas en la plaza Sant Jaume en defensa del modelo de escuela
catalana. Somescola.cat fue una de las promotoras de las movilizaciones de hace
un par de años en contra de las sentencias que ponían en cuestión la inmersión
lingüística.
EDITORIAL
Incendios
educativos
La reforma de Wert es
una ofensiva
innecesaria y una
grave regresión ideológica
Si hay una materia con la que los políticos no
deberían jugar es la educación. No por repetido es menos cierto que de ella
depende el futuro de un país. La reforma anunciada por el ministro José Ignacio
Wert no contiene elementos que permitan albergar la esperanza de una mejora
sustancial de la calidad de la enseñanza, y sí en cambio el germen de una
conflictividad innecesaria cuya única motivación es la defensa de intereses
partidistas. El texto incluye un ataque sin precedentes al sistema de inmersión
lingüística vigente en Cataluña desde que recuperó el autogobierno, e
importantes concesiones a planteamientos retrógrados de la Iglesia católica en
materia educativa.
Con la premisa de que hay que garantizar el
cumplimiento —y hay que hacerlo— de la sentencia del Tribunal Supremo del
pasado mes de junio que establece que el castellano es también lengua
vehicular, el proyecto estipula que “en todas las etapas educativas
obligatorias, las lenguas cooficiales sean ofrecidas en las distintas
asignaturas en proporciones equilibradas”. Esto vulnera competencias
autonómicas y supone un torpedo para el sistema de inmersión lingüística, en el
que la lengua vehicular es el catalán. Diferentes sistemas de evaluación
indican que al término de los estudios obligatorios, los escolares catalanes
saben tanto catalán como castellano y que, en cualquier caso, su dominio del
castellano no es inferior al de otros alumnos escolarizados en esa lengua.
Resulta difícil pensar que el ministro que un día habló de “españolizar a los
escolares catalanes” se mueva en esta reforma por otra motivación, lo que es
grave, porque puede crear problemas donde no los hay y alimentar el sentimiento
de agravio en Cataluña para obtener réditos en el resto de España. Así lo hace
pensar el hecho de que la formulación no figurara en los borradores que se
había enviado a la consejera de Educación y que solo se haya conocido después
de las elecciones autonómicas. Visto el incendio que ha provocado, hay que
sospechar del efecto que hubiera tenido para el resultado electoral del PP en
Cataluña el que se hubiera conocido antes.
Igualmente graves son las concesiones
religiosas. La reforma conlleva una regresión ideológica destinada a satisfacer
una de las demandas más vehementes de la cúpula eclesial: que desaparezca la
asignatura de Educación para la
Ciudadanía y que la materia de Religión, ahora optativa,
tenga una alternativa evaluable. En el sistema ahora vigente se entiende que
las materias impartidas en Educación para la Ciudadanía conciernen
por igual a todos los alumnos, independientemente de su opción religiosa. El
nuevo sistema —regreso a un oscuro pasado— no solo concede a una confesión
determinada el privilegio de ofrecer formación moral y cívica bajo su
particular prisma ideológico, sino que obliga a optar entre Religión y una
nueva materia evaluable sobre valores culturales y éticos, que ya solo recibirá
una parte del alumnado.
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